La mamá grande del Catatumbo nominada a Mujer Cafam 2024

La construcción de paz en los territorios ha sido un trabajo mancomunado entre todos los actores, sin embargo, en los últimos años, la participación femenina ha sido más constante. En el corregimiento de La Gabarra, en el municipio de Tibú, Norte de Santander, nació Carmen Elena García. Desde muy joven, tuvo que enfrentar las situaciones adversas de vivir en medio del conflicto armado.

Carmen recuerda cómo tuvo que abandonar su territorio debido a la violencia: «Vivíamos en el barrio La Cañaguatera de La Gabarra, y tuvimos que desplazarnos en 2004 porque le lanzaron un artefacto explosivo a una base militar que pusieron frente a mi casa. Hubo ataques y uno de esos artefactos casi nos alcanza. Esa base estuvo allí hasta 2016, frente a mi casa, que es mi arraigo, porque allí vivieron todos mis antepasados», puntualiza.

Conocer de manera directa la realidad de la guerra motivó a Carmen a iniciar un proceso de cambio que permitiera a las mujeres encontrar espacios de participación y contribución al desarrollo de sus territorios. La primera barrera a enfrentar era regresar al territorio. Ella relató que cuando la base militar fue retirada, regresó a su antigua vivienda, pero ya estaba habitada, al parecer, por un hombre vinculado a grupos paramilitares que estaban en el corregimiento. Intentó dialogar para que le devolvieran su casa, pero la respuesta fue violenta. «Me echó encima a los paramilitares otra vez y tuve que volverme a ir hacia Tibú. Así he tenido varios desplazamientos porque yo empecé a luchar por la permanencia en el territorio y por las mujeres que tenían que entregarles sus hijos a los grupos. No vamos a parir más hijos para la guerra», recordó.

Una nueva historia comenzó el 29 de mayo de 2019, cuando se conformó la Asociación Madres del Catatumbo por la Paz, integrada por 850 mujeres, todas víctimas del conflicto en Norte de Santander, quienes también deben enfrentarse a situaciones como el reclutamiento forzado por parte de grupos armados al margen de la ley. Desde su cargo como presidenta, Carmen se dedica a rescatar niños y adolescentes de la violencia. «Hemos trabajado en equipo para defender la vida, la integridad y el futuro de nuestros jóvenes. Acompañamos a las madres del Catatumbo cuando sus hijos están en peligro de ser reclutados o de tomar un arma. Los sacamos del territorio y los ponemos a salvo», relata Carmen.

Este trabajo le valió la nominación como Mujer Cafam de Norte de Santander, un premio que rinde homenaje a las mujeres que lideran acciones humanitarias en Colombia con el propósito de ayudar a personas y comunidades. Su dedicación también la ha llevado a ser nominada como Mujer Cafam Colombia, donde 29 mujeres, a través de sus historias de vida, logran cambiar la realidad de sus territorios.

«Creo que uno de los logros más grandes es poder reconciliarnos entre nosotras mismas como mujeres. La guerra ha dejado heridas muy profundas y éramos indiferentes. En este momento, las madres del Catatumbo por la paz somos hermanas, tías, amigas y llevamos cariño, amor y protección por los hijos de nuestras compañeras», enfatiza Carmen.

En el año 2020, Carmen Elena solicitó la restitución de su propiedad ante la Unidad de Restitución de Tierras en Norte de Santander. Al igual que ella, otras 300 mujeres de la Asociación Madres del Catatumbo por la Paz han presentado solicitudes de restitución de tierras ante esta entidad. Rafael Figueroa, director territorial encargado de la Unidad de Restitución de Tierras en Norte de Santander, resalta la labor de Carmen y el ejemplo que representa para otras mujeres de la región: «Desde la Unidad estamos muy complacidos y felices por la nominación de Carmen Elena García. Para nosotros es un orgullo, ya que son beneficiarias del proceso de restitución que han recibido los proyectos y hemos podido ayudar de alguna manera para que ellas puedan buscar estos caminos de paz a través de la organización de mujeres», recalca Figueroa.

Mientras Carmen se prepara para la entrega de los premios, que se llevará a cabo el próximo 7 de marzo, tiene en mente que su regreso al territorio está cada vez más cerca. Con los beneficios de la restitución, podrá volver a la casa donde vivió con su madre y abuelos, y donde a los 15 años consiguió su primer trabajo como mesera para mantener a su familia. Su gran sueño es poder estar nuevamente en el lugar donde, a pesar de las adversidades, fue feliz. «Soy defensora de Derechos Humanos del Catatumbo, amo a mi gente, amo a mi Catatumbo, amo la casa donde nací», afirma Carmen, a quien se le conoce como ‘La mamá grande del Catatumbo’.