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Petro sueña con un Magdalena Medio lleno de luciérnagas y campesinos cultivando vida
🌌 El presidente hizo un llamado a la recuperación de las tierras y al retorno de las familias campesinas

Durante su intervención en el marco de su visita al Magdalena Medio, el presidente Gustavo Petro evocó un mensaje cargado de simbolismo, nostalgia y esperanza: “Ojalá el Magdalena Medio parezca un campo lleno de luciérnagas”, expresó, refiriéndose al anhelo de ver las tierras habitadas nuevamente por familias campesinas y no por actores ilegales o grandes hacendados.
Con tono poético, Petro cuestionó el abandono del campo y la concentración de la tierra en manos del narcotráfico, de testaferros o de lo que llamó “terceros de mala fe”. En sus palabras, esto ha generado un vaciamiento poblacional que impide ver luces en los caminos rurales por las noches, una imagen que contrastó con la vida vibrante que conoció en su infancia en zonas del Caribe colombiano.
“¿Por qué en las noches del Magdalena Medio no hay luces en los campos? Porque nadie vive allí… La tierra cambió de poseedor”, lamentó el mandatario.
🌱 Campesinado como clave para la seguridad alimentaria
Petro hizo un llamado a recuperar las tierras del Magdalena Medio para que vuelvan a ser espacios productivos y habitados por campesinos, quienes podrían proveer alimentos a ciudades como Bogotá, Medellín, Bucaramanga e incluso generar excedentes para exportación.
“Ojalá las luces que se vean no sean las de las carreteras, sino las de las casas campesinas”, agregó el mandatario, quien reafirmó su visión de una reforma agraria integral.
🎺 Música, memoria y territorio
Durante su discurso, el jefe de Estado también hizo una referencia personal a su niñez y a su amor por los porros interpretados por la banda 19 de marzo de Laguneta (Córdoba), liderada por el maestro Manuel Emiro Naranjo, quien, según reveló Petro, también fue amenazado por paramilitares.
“No hay nada como caminar por una tierra llena de luciérnagas, acompañadas de música. Eso es mágico”, dijo el presidente, en una metáfora sobre el rescate del territorio como espacio de vida y cultura.
