Sur de Bolívar: el potencial oculto de la Mojana

En el corazón de la Mojana, bajo el abrasador sol del sur de Bolívar, la rutina de Arnolio Jiménez Rodelo refleja la resiliencia y el trabajo duro que caracterizan a los campesinos colombianos. En Achí, este agricultor inicia su día alimentando a cuarenta aves, entre patos, gallinas y pavos, bajo un cobertizo modesto que es testigo de su dedicación diaria.

Una región olvidada con grandes posibilidades

Arnolio ve en su entorno algo más que un paisaje: un potencial sin explotar. Las tierras fértiles y el abundante recurso hídrico de la Mojana podrían convertir a esta región en el motor agrícola de Colombia. Sin embargo, lamenta que su territorio haya sido relegado al olvido, privado del apoyo necesario para prosperar.

“Si el Estado nos brindara herramientas y oportunidades, podríamos salir adelante”, asegura Arnolio mientras prepara el alimento de sus aves. Su visión no solo refleja un deseo personal, sino también el anhelo colectivo de miles de campesinos que buscan mejorar su calidad de vida a través del trabajo honesto y sostenido.

Trabajo, el camino hacia la transformación

Más allá de las dificultades, Arnolio mantiene la fe en que la transformación de la Mojana es posible. Está convencido de que el esfuerzo, combinado con políticas que promuevan el desarrollo rural, puede cambiar vidas y comunidades. “El trabajo es la clave. Con apoyo, la Mojana podría alimentar a todo el país”, reflexiona.

Un llamado a valorar el campo colombiano

Historias como la de Arnolio Jiménez Rodelo son un recordatorio de las enormes riquezas ocultas en las regiones más apartadas del país. La Mojana, con su innegable potencial agrícola, necesita inversión y atención para convertirse en un referente de desarrollo sostenible.

Arnolio continúa con su jornada bajo el sol de Achí, demostrando que, en el sur de Bolívar, no todo es malo. Aquí, entre la sencillez del campo y el esfuerzo de sus habitantes, yace la esperanza de un mejor futuro para toda Colombia.