La otra cara del “Feliz día de la mujer”

El siguiente artículo es una historia real contada por una mujer que en Barrancabermeja ejerce el oficio de la prostitución.

Por: Yanith Rueda Navarro.

«Kelly» es un seudónimo utilizado para proteger la identidad de la protagonista del artículo.

Son las 7:30 a. m., y Kelly ya está llegando al mismo sector de todos los días, en el barrio La Campana, lugar en donde hace años su cuerpo le ha permitido llevar el sustento para sus hijos. Sus clientes casi siempre son los  mismos, hombres que, según ella,  son de confianza porque constantemente solicitan sus servicios.

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Kelly es barranqueña, profesional en ingeniería de sistemas de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, varias veces ha tenido la posibilidad de tener otras oportunidades en su área profesional. Sin embargo, estas oportunidades se fueron disipando y en algún momento estas mismas se alejaron y esperar no era opción.

Trabajó en servicio doméstico, oficios varios en empresas, y en otras labores de las que, asegura, mensualmente el dinero no le era suficiente para sus 4 hijos y sus obligaciones de la casa.

38 años tiene, y dice haber cometidos dos graves errores en su vida, los cuales le dejaron 4 aciertos, sus hijos. Dos hombres con los que no encontró amor, sino maltratos verbales y físicos. Con su primer esposo tuvo 3 hijos, de 15, 10 y 8 años. Con el segundo, quien le dijo que era para siempre, y de quien aún se siente amenazada, tuvo un hijo que actualmente tiene 7 años.

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Un día de oficio de Kelly se extiende hasta las 6:00 p. m., y un cliente puede estar con ella tres horas por $30.000, pagando la pieza que cuesta $5 mil. Dice que esporádicamente y con suerte, puede obtener hasta $200.000 y que la mayoría de clientes que llega a pagar grandes sumas la buscan por compañía o solo para hablar, algunos para solo verla desnuda o por simplemente divertirse bailando y tomando licor en un lugar diferente al sector.

Algunos le piden amanecer, pero ella solo ejerce su labor de día, pues dice que las noches son para sus hijos y sus tareas.

Kelly, que en un día ha llegado a atender hasta 20 clientes, asegura que su sexualidad la practica con responsabilidad, pues es estricta ante el uso del condón. Cuenta con su Sisben para controles médicos, y se practica rutinas estrictas de limpieza en su vagina, para volver a buscar nuevos días de oportunidades para comer…  Para vivir.

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“Muchos dicen que somos DE LA VIDA ALEGRE, pero no se imaginan lo duro que es pasar extensas jornadas atendiendo hombres sexualmente”, algunas son golpeadas, humilladas por el rato que venden, y en ocasiones las usan y no les pagan.

En aquella legendaria, reconocida y señalada calle de campana, cada vez son más las mujeres que llegan desde cualquier parte del país y de Venezuela a ejercer la prostitución. Muchas de ellas profesionales sin oportunidades laborales y con una familia que sostener. Allí también se ven travestis, gays, mujeres drogadictas que por solo consumir ofrecen su cuerpo y, según Kelly, todas son perseguidas por autoridades que con malos tratos y palabras, las obligan a retirarse del sector, y en el peor de los casos, a cobrar “vacunas” para permitirles estar allí.

Intenta que la vean disfrutando lo que hace, mientras, interiormente, asegura llevar un ahogado lamento que sumerge en el dolor que disfraza en mentirosos gemidos de placer, engañando a quien somete su cuerpo por unos pesos.

Hoy, Kelly ruega por una oportunidad diferente para vivir, al igual que muchas de las que en esa calle quisieran ser visibilizadas de otra forma, y anhelan un trabajo digno para así lograr salir de esta calle.

En este día de conmemoración a la lucha y valentía de la mujer, siempre son reconocidas aquellas lideresas que impulsan, defienden y trabajan proyectos en pro de nuestro género. Pero por qué no hacer este reconocimiento a aquellas mujeres que desde la lucha y la resistencia, desde sus difíciles vidas, también merecen ser visibilizadas por una sociedad que tacha lo que para ellos es “VIDA ALEGRE” y para muchas de ellas, una oportunidad para sobrevivir.

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Las mujeres de la prostitución también merecen recibir flores y esta frase amable que muchas recibimos… “FELIZ DÍA DE LA MUJER”.

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