Desnutrición: la muerte lenta de 22 niños en La Guajira este 2024

En lo que va del año 2024, el departamento de La Guajira ha enfrentado una devastadora realidad: la muerte de 22 niños a causa de la desnutrición, reflejando un problema crónico de abandono y desigualdad en la región. Este trágico dato se enmarca dentro de un contexto más amplio de sufrimiento, donde cientos de familias ven cómo sus hijos sucumben ante la falta de alimentos y recursos básicos.

La situación ha sido descrita como una de las más dolorosas por expertos, quienes destacan que los niños y niñas afectados sufren una agonía prolongada antes de fallecer. La falta de atención gubernamental adecuada ha dejado a estas comunidades vulnerables a la extrema pobreza y la escasez de agua potable, factores cruciales que perpetúan la crisis.

En Riohacha, la capital de La Guajira, recientemente se reportó la muerte de un bebé de apenas dos meses debido a desnutrición severa, subrayando la gravedad de la situación. Las críticas hacia la ineficacia de los programas gubernamentales destinados a la primera infancia han sido constantes, exacerbadas por denuncias de corrupción y falta de cobertura efectiva.

El Defensor del Pueblo, Luis Balanta Mina, ha alertado sobre la urgencia de intervenir en La Guajira, catalogándola como el epicentro nacional de una tragedia que afecta principalmente a los niños menores de cinco años. Según estadísticas del Instituto Nacional de Salud, el 79,2% de los niños fallecidos por desnutrición tenían apenas un año de edad, lo que indica un impacto devastador en los indicadores de salud y esperanza de vida.

Las comunidades afectadas, desesperadas por la falta de soluciones tangibles, recurren a métodos tradicionales para mitigar los síntomas de la desnutrición antes del inevitable desenlace. Sin embargo, las medidas de emergencia son insuficientes frente a la magnitud del problema, dejando en evidencia una crisis humanitaria que clama por respuestas efectivas y sostenibles.

En respuesta a las críticas, el presidente Gustavo Petro había prometido medidas urgentes para abordar la crisis de agua potable en La Guajira, pero denuncias de corrupción han ensombrecido estos esfuerzos. La falta de transparencia en la gestión de recursos públicos ha profundizado la desconfianza y la desesperación en las comunidades más afectadas, quienes continúan esperando acciones concretas que garanticen su derecho a una vida digna y saludable.