Salvatore Mancuso es gestor de paz: Gustavo Petro

El presidente firma resolución para que el exjefe paramilitar contribuya a procesos de desarme colectivo

La reciente resolución firmada por el presidente Gustavo Petro, en la que designa al exjefe paramilitar Salvatore Mancuso como gestor de paz, ha generado una intensa controversia y debate en la opinión pública colombiana. El documento, conocido como resolución 244, ha despertado diversas opiniones en torno a la participación de Mancuso en procesos de desarme colectivo de grupos ilegales en el país.

De acuerdo con el primer artículo de la resolución, la designación tiene como objetivo principal que Salvatore Mancuso «contribuya con su conocimiento y experiencia al diseño de procesos de desarme colectivo de los grupos ilegales que actúan en todo territorio nacional, priorizando las zonas donde ejerció su actividad criminal». Sin embargo, esta decisión ha generado interrogantes sobre las implicaciones éticas y legales de contar con la participación de un exjefe paramilitar en procesos de paz.

El fiscal Francisco Barbosa, en declaraciones realizadas hace unas semanas, aclaró que la designación de Mancuso como gestor de paz no implica necesariamente su liberación. Barbosa explicó que los gestores de paz nombrados por el Gobierno no necesariamente obtienen la libertad inmediata, especialmente si pertenecen a organizaciones que carecen de carácter político, como es el caso de Mancuso. «Tiene que seguir cumpliéndole a la justicia todos sus requerimientos», afirmó el fiscal.

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Barbosa también señaló que a pesar de los llamados para que Mancuso contribuya a esclarecer la verdad sobre eventos pasados, ya existen mecanismos establecidos para el esclarecimiento de los delitos. El fiscal destacó que Mancuso ha enfrentado un gran número de acusaciones por delitos cometidos en los últimos 20 años y ha brindado versiones tanto ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) como ante la Fiscalía.

El debate persiste en torno a la participación de Mancuso como gestor de paz y las implicaciones que esto conlleva. Mientras algunos argumentan que su experiencia podría ser valiosa para avanzar en procesos de desarme y reconciliación, otros cuestionan la idoneidad de su designación debido a su pasado como exjefe paramilitar y a las acusaciones en su contra. En última instancia, la controversia deja en evidencia los desafíos y dilemas que surgen en los esfuerzos de reconciliación y construcción de paz en Colombia.

 

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