Santander, líder en Latinoamérica en implantar corazones artificiales
En el 2014 la FCV en Santander implantó la primera turbina en reemplazo de un corazón en América Latina
La Fundación Cardiovascular de Colombia ha logrado un hito histórico en el campo de la medicina al ser el centro médico pionero en Latinoamérica en la implantación de corazones artificiales. El 7 de abril de 2014, Cielo González, una mujer de 56 años con una falla cardíaca crónica, se convirtió en la primera paciente en recibir un corazón artificial en la FCV. Desde entonces, la fundación ha implantado turbinas en el pecho de 30 pacientes, convirtiéndose en el centro médico más grande de implante de corazón artificial en Latinoamérica.
El médico a cargo del programa de ECMO y Corazón Artificial de la FCV, Leonardo Alberto Salazar Rojas, ha liderado este avance tecnológico en el país. La implantación de corazones artificiales ha permitido salvar la vida de cientos de personas cuyo estado es tan crítico que no pueden esperar en una lista para recibir el corazón de un donante.
Sin embargo, elegir a los candidatos para esta intervención no es fácil, ya que se seleccionan aquellos que se encuentran en las peores condiciones. Carlos Reyes, el paciente número 30, sufría de una miocardiopatía dilatada que le debilitó su corazón y le quedaban solo meses de vida. Un trasplante convencional era imposible debido a la dificultad de encontrar un donante con las características necesarias en Colombia.
Gracias a la implantación de un corazón artificial, Carlos se recupera de manera satisfactoria y puede retomar su vida. Aunque quienes tienen una de estas máquinas en su pecho no vuelven a escuchar los latidos de un corazón normal, dejan atrás las largas noches de crisis en una unidad de cuidados intensivos.
Con este avance, la Fundación Cardiovascular de Colombia se ha convertido en líder en esta técnica que cada día toma más fuerza y pone a girar las turbinas dentro del pecho de los pacientes. Es un logro destacable que deja una huella duradera en el tiempo, no solo como un avance tecnológico, sino también como una herramienta para salvar vidas en condiciones críticas