Los guayacanes, una paleta de colores otoñal
Gracias a su copa ancha y frondosa de estos árboles, se origina una gran sombra que permite que las plantas a su alrededor se mantengan húmedas propiciando un microclima que disminuye la temperatura del entorno
En algunos países de América Latina, como Colombia, no existen las estaciones debido a su ubicación sobre la línea del Ecuador, lo que traduce a que durante todo el año recibe de manera perpendicular los rayos solares. Esto no es impedimento para que el país se arrope de múltiples paletas de colores que las diferentes estaciones ofrecen, como en el caso de Barrancabermeja, hija del gran Magdalena y quien posee una carta de colores muy viva, que refleja su clima caluroso y brillante nacionalmente conocido, lo que le ha ganado el apodo de la bella hija del sol.
Los guayacanes, una paleta de colores otoñal
La llanura en la que se encuentra la capital petrolera de Colombia, es abrazada por colores brillantes como el amarillo profundo del sol que contrasta con el azul vibrante que acompaña las tardes de los barranqueños, recreando una imagen primaveral en los espectadores; a esto se suma su flora, que le da el complemento ideal para generar una fusión con los colores otoñales que ofrecen los árboles guayacanes, de madera gruesa y gran altura que le dan un aspecto imponente que se suaviza con sus múltiples colores que van desde el rosa, pasando por el blanco, hasta el morado y el amarillo.
Estos sabios gigantes que la naturaleza nos regala, suelen florecer en los meses de diciembre y enero, dejando a su sombra una alfombra colorida que cubre las calles y senderos de donde se ubican, originando un paisaje salido de cuento que da magia y embellece todo a su alrededor.
Los guayacanes son árboles de gran longevidad, que se encuentran en estado de vulnerabilidad en algunos países debido a la calidad de su madera, convirtiéndolos en una especie apetecida para la industria maderera y carbonífera.
Estos árboles poseen una copa ancha y frondosa que origina una gran sombra que ayuda a que las demás plantas a su alrededor se mantengan húmedas, previniendo la rápida evaporación del agua desde el suelo, lo que da paso a un microclima, que da como resultado menores temperaturas al resto de su entorno.